Estaba preparada, lista, tenía todo lo necesario para avanzar en aquel mundo de mentiras, falsedades y... sobretodas las cosas, estaba lista para fingir. Fingir que era especial en un mundo que estaba abarrotado de mediocridad, donde las mentiras se refugiaban trás cada esquina dispuestas a reforzarse y a creerse a si mismas... Y eso era lo más triste de todo. Intenté por todos los medios no cometer mis errores, aquellos que había planeado desde hacía mucho tiempo, pero no funcionó, me volví egoísta, tirana, una cínica y malévola persona que no reconocía y que pensaba que era yo. Quizá cambié todo lo que tuve algún día por la ambición de tener todo aquello que no podía tener, pero quería hacerlo, no pienses que no quise. Quería cambiar todo, quería rozar la luna con mis dedos, gritar a los cuatro vientos que algún día, nadie podría conmigo y todos me rendirían cuentas.
Siempre pensé que él tuvo la culpa de todo, ahora, años más tarde, me doy cuenta de que él no tomó la decisión de dejarme.
Y me preguntó, ¿quién soy yo? ¿dónde dejé mi inocencia e infancia? La abandoné toda para cumplir los sueños que no se pueden cumplir, ¿o quizá sí? No lo sabía, no lo sé, tal vez, no lo sabré...
El espejo me devuelve un reflejo que no reconozco. Maldad, ambición, duda y, escondido entre todos esos sentimientos contradictorios, el miedo y el amor... Nada puede ser como quieres.
Don't trying to live a lie.
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