Y ella decidió que sería mejor esperar. Que marcar los días en el calendario era genial, pero que olvidarse era aún mejor. Pero sabía que ese día no se olvidaría, no lograría quitárselo de la cabeza, no lograría no derramar lágrimas, siempre derramaría una.
Pero era tan natural, se había acostumbrado tan rápido...