
volvemos a cuando apenas teníamos cinco años, y a cuando jugábamos con juguetes sin preocuparnos.
Pero los años pasan, y vas haciéndote mayor, y las preocupaciones se van multiplicando, vas aceptando responsabilidades que no tendrías porque aceptar, y sobre todo, vas madurando.
Vas aprendiendo que aunque la vida te empuje, tú acabarás levantandote, porque sí, porque es ley de vida, porque debes hacerlo y porque debes continuar.
Pero nada te sirve de mucho cuando te das cuenta de que el ser humano es la persona que más veces tropieza con la misma piedra, sin preocuparse de si se va a volver a hacer daño, o de si va a volver a empezar a soñar, imaginando que todo lo que él quiere se va a hacer realidad.
Porque pensamos que los sueños, se pueden hacer realidad, y bueno... Hay cosas improbables, cosas imposibles, pero nos empeñamos en creer que realmente podemos hacer las cosas como nosotros queremos, cuando queramos, y no cuando podemos y cuando debemos.
Dejamos todo para el final, pensando que cuanto más sepamos, más fácil nos será realizar eso.
Dejamos todo para el final, pensando que cuanto más sepamos, más fácil nos será realizar eso.
A veces son todo tonterías, temas inventados, a veces nos rayamos la cabeza de una forma sobrenatural, de una forma que ni nosotros entendemos, pero no podemos hacer nada, porque cuantas más vueltas damos, más nos empeñamos en que podemos o no podemos, y más nos rayamos.
A veces la solución más fácil es mirarse al espejo y decir...
¿Qué prefieres?
Nada se quedaba dentro
yo sabia perdonar.
Siempre disfrutando el tiempo,
siempre siendo de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario